Ese cumpleaños lo considero como un primer contacto. Ya había presenciado las cosas que mi bisabuelo podía hacer pero no lo que yo también podía.

Un corto viaje en lancha con mi bisabuela hizo que poco a poco fuera perdiendo el miedo a vivir con ellos. Si no fuera por esa hermosa noche estrellada, creo que hubiera seguido tratando de escapar una y otra vez.

Teresa era hermana de mi abuela, la conocí cuando tenía ocho años de una manera desafortunada. No supe de ella por años hasta pero cuando la vi ascender vi un túnel. La entrada hacía algo divino.

Traté de escapar tres veces del rancho de mis bisabuelos, en uno de esos intentos conocí a mi hermosa Julia, una niña que me haría entender muchas cosas y a quien le estaré eternamente agradecido.